Quería establecer una prueba al amor. Si el hombre
anheloso de un desayuno en la cafetería de la esquina la haría feliz, pensó, esperaría allí,
sentado frente a sus huevos rancheros y café, mientras ella terminaba su turno
laboral. Ese día fue invitada a una fiesta y olvidó al hombre anheloso de un
desayuno. Días después pasó por la cafetería y lo vio sentado en el mismo lugar,
frente a un plato de
huevos rancheros y una taza de café sin probar aún.
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