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jueves, 22 de marzo de 2012

Imagen para fotografía


Encuentro una fotografía en un bolsillo del pantalón. La observo: estoy de espaldas y visto un abrigo. Es mediodía. Estoy frente a la estatua del Caballito en Reforma. En mi mano derecha tengo un papel con una imagen que he acercado a mis ojos. Intento descifrar su contenido, pero no alcanzo a discernir. Trato de tapar la luz del sol, levanto el brazo izquierdo sobre mi rostro para hacerme sombra. No miro la estatua del Caballito. Me enfoco en la foto que ahora acerco a mis ojos.

jueves, 8 de marzo de 2012

Mensaje para responder

En la estación Hidalgo escribí una respuesta. La escribí porque debía contestar, acercarme a esa pared algo sucia, sacar mi lápiz labial y ensayar un “Yo puedo leerte. Att: Pamen.” debajo de aquellas palabras hechas con tiza verde. Ni modo, bajé del metro y era ineludible hacerlo, darle una oportunidad al mensaje, decirle que había otro garabateado a su lado, con igual letra chueca, seguido de miradas atentas alrededor. 
He vuelto a pasar, aún están escritos. Es magnifica la falta de ética de las aseadoras del metro. Aunque mañana lo borrarán, supongo, desaparecerán los movimientos nerviosos, los colores, las líneas cortadas en lo áspero de la superficie. Por lo menos lo agradeció. La tiza con la cual escribió, que sostuvo entre sus dedos índice y pulgar, la dejó orillada a la pared, bajo los mensajes, estoy segura. Es mi regalo, mi recuerdo de un día de diálogo. Nadie más lo ve, yo lo sé al leer su respuesta a mi respuesta. La ha dejado para conocernos, para sonreírle a una mujer que pasó a mi lado y tapó su boca con una mano al verme, antes de entrar al metro. En el dedo índice y pulgar tenía una mancha de algún polvo verde.