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martes, 5 de junio de 2012

Cae la arena del reloj en un barrio pereirano

Ponga el reloj de arena sobre una mesa fuera de la casa. Luego siéntese, mirando hacia la calle. Ahora voltee el reloj. Vea al hombre apurado, a la mujer contando arepas en la tienda esquinera, a los niños jugando fútbol en un antejardín, a la fila de parejas en la heladería. Vea al perro, al camión de la basura, a los mecánicos bostezando, al vendedor de hojalata… Una tarde cualquiera en un barrio pereirano corre mientras la arena cae, corre grano por grano y usted mueve sus dedos sobre la mesa en un galope de carrera, observa el cubo de cristal a punto de vaciarse. Debe voltear el reloj, otra vez, sin espera. Mire a las personas: presionan su pecho como si algo fuera a salirse. Sabe que están preocupados.

7 comentarios:

  1. ¡Bienvenido de nuevo al mundo bloguero!,leo con alegría que las vacaciones han servido para engrasar la máquina y ver caer la arena de este reloj, que no hace tic-tac, pero la caída de sus granos también nos recuerda el paso del tiempo.
    Saludos y gracias por tu visita al gofioconmiel

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    1. Gracias Gloria por la bienvenida. Esperemos que el reloj no deje de caminar; sería extraño que de un momento a otro paráramos las acciones sin saber por qué pero teniendo conocimiento de ello.

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  2. Tempus fugit... Qué bien has logrado reproducir esa doble sensación de tiempo huidizo y tiempo paralizado que tenemos a veces. Con tu permiso, lo llevo a FB.
    Abrazos

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    1. Puedes llevártelo Susana al carelibro. Claro. La idea era que de alguna manera el reloj fuera un objeto mágico que diera movimiento a este lugar, a la Colonia Tránsito. No es muy original, pero bueno, a uno se le ocurre repetir. Abrazos.

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  3. Respuestas
    1. Lo puedes hacer prima. En el periódico, podría ser n buen experimento. Ver qué pasaría con Sergio. Saludos.

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