Los niños iniciaron con el techo. Siguieron con las
ventanas, la puerta, el jardín. Cuando la anciana llegó y vio los añicos de
galleta y chocolate que fueron su casa, lloró hasta desmayarse sobre el tapete
chantillí en la entrada, donde encontró sin cabeza al hombrecito de jengibre.
La agonía de la anciana se propagó en el bosque como
un murmullo. Los padres, arrepentidos por el abandono, siguieron su rastro y
hallaron a sus hijos. Estaban dormidos sobre un tapete. La palabra Bienvenidos
allí escrita ya era un revoltijo de caramelo y crema pastelera.
Suerte que no se comieron a la anciana, ya que muchas veces se dice 'qué dulce la viejecita'.
ResponderEliminarMuy ingenioso, amigo.
Muchas gracias por estar siempre.
HD
Así pasa Humberto. La viejecita no era la bruja que todos creen. Y siempre estaremos leyéndote mi hermano.
EliminarSaludos..
felices fiestas muchacho lo mejor para vos
ResponderEliminarGracias, un buen fin de año también para vos
Eliminarjajajaj, como le has dado la vuelta al cuento1 Eso es lo bueno de poner en marcha la imaginación de no sucumbir a lo de siempre.
ResponderEliminarMi reciprocidad en tus deseos hacia mí y nos seguimos leyendo y visitando ¡como no! en 2014.
Besos grandes de gofio.
Gloria, siempre hay que darle vuelta al cuento.
EliminarFeliz 2014 con muchas letras.
Feliz 2014 muchacho Te he dejado una respuesta en mi blog ya que no entiendo tu pregunta
ResponderEliminarEs mi voz y lo que escribo es lo que veo o me pasa. No soy gorda jajaja
Je, sé que es tu voz y que lo que escribes es lo que ves. La pregunta la hacía dentro del relato (aunque no era una pregunta en realidad) Bueno, creo que no me hice comprender, a veces me pasa que me enredo. Igual feliz 2014 y nos seguimos leyendo.
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