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martes, 17 de abril de 2018

¿Por qué canta Raúl?


Raúl Candelario sube a la tarima y el grupo Radio Guacamaya hace sonar las jaranas.
Frente a él está el público, son unos cuantos necesitados de son jarocho reunidos esa noche de marzo en el bar tijuanense La Antigua Bodega de Papel,
“Venga, venga”, le grita una mujer desde una de las mesas del bar al verlo acercarse al micrófono.
“El viaje de la vida me trajo a la frontera, a California. Vengo de versadores, de bailadores, y a través de la música reviví a mis muertos”.
Su voz es la del mexicano que ha buscado un lugar en el otro lado, también llamado Estados Unidos: cuando pronuncia la “jota”, parece arrastrarla hasta el punto de convertirla en una “ge”.
"Siempre traigo mi jarana, en mis versos soy sincero, en el norte o en el sur siempre canto lo que quiero".
Raúl luce un sombrero de cuatro pedradas de palma de jipi, un símbolo del campesino veracruzano. Él es uno de esos hombres y mujeres cercanos al río Papaloapan hechos “de noche, de cocuyos, de mañanas en torcazas”.
Él es, también, “un cenzontle de sabana”, “un vaquero”, “un pescador en tiempo de agua”. Es quien nació “entre el llano y la sabana, entre ríos y lagunas, loros y caña”.
Así canta su vida Raúl mientras las jaranas de Radio Guacamaya suenan. Cuando baje de la tarima, beberá una cerveza Tecate y le pedirá a los músicos el son El Cascabel.


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