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jueves, 4 de agosto de 2011

Aquí trabaja Tijeras

Hubo una campaña que advertía sobre los peligros citadinos. En una serie de carteles cualquier persona leía mensajes de precaución por calles sin alumbrado, taxímetros alterados, vendedores de San Andresito, soborno a policías, atracos en buses, mimos insistentes y sindicatos religiosos. El objetivo era describir los incidentes, verificados con la metodología observación participante, característicos de algún espacio. Donde había un cartel, algo pasaba. Traemos un ejemplo:
Aquí trabaja Tijeras
Si usted recorre esta cuadra sin cruzar la calle, conocerá al llamado Tijeras, hombre de generosas palabras y diestro en el manejo de armas punzocortantes. Es posible verlo sonreír al acercarse y saludarlo, después tendrá su beneplácito para hurgarle los bolsillos. Crea, así será. El Tijeras sabe correr, pero no se marcha sin despedirse y garantizar un buen día.
Aunque la inseguridad aumentó, las personas avalaron la campaña y enviaron cartas al Gobierno Municipal, anhelando mejorar el contenido de los avisos. En algunas misivas se hacía hincapié en la falta de información sobre Tijeras, quien, según la opinión ciudadana, era un joven de hablar lento, engalanado con una gorra de los Chicago Bulls ocho rayas original y tenis Nike cámara de aire, e innovador en la  fabricación de cuchillos caseros, hechos con bisturí y cinta aislante.
Pero gracias a las políticas de transparencia, los publicistas encargados de la campaña reestructuraron cuanto pudieron. Semanas después, la misma pieza comunicativa, en el mismo lugar, decía:
¡Cuidado!, posible maleante
¡No recorra esta calle! Puede ser víctima de ladrones inescrupulosos que podrán amenazarlo con el objetivo de usurparle sus bienes personales, e intentarán lesionarlo de gravedad. ¡Deténgase! El bienestar de los votantes nos importa. Tenga usted un buen día.
Nadie bajó. Las personas que entablaron cierta relación con Tijeras descartaron volverlo a ver. El objetivo se cumplió, y la ciudadanía pidió explicaciones al Gobierno Municipal por no solucionar los problemas detallados en los carteles. Tras arduas reuniones de trabajo del Concejo local en una sesión cerca de un balneario, se decidió cancelar el financiamiento de la campaña y reducir la nómina de publicistas, claro, impulsando la experiencia “rebuscadora” de los profesionales veteranos en la competencia laboral. ¿Y Tijeras? No tuvo de otra: interpuso una tutela por falta de apoyo del Estado para desarrollar su oficio con las mejores garantías.

2 comentarios:

  1. Un abrazo y una sonrisa. Bien por su pluma y por usted

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  2. Gracias Carlos. ¿Qué anda haciendo ahora? ¿Sigue en la maestría?.

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