Etiquetas

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Ella (Olvido mecánico)

Terminó la relación con un punto aparte, en el margen de una aventura y el agotamiento de un cariño etiquetado a través de los años. Recordó esa noche en su casa, cuando sentada en la cama lo veía a él de pie, recostado contra el tocador, y evadía esos “ojos recriminantes”. Le contó sobre el otro, lo elevó en cualidades, y al dejarse ir por el fanatismo inicial de la novedad, no supo en qué momento había quedado sola en la habitación. Escuchó unos pasos en las escaleras y un hasta luego como disfraz para su madre, quien desde la sala intentaba pensar en otra cosa y rogaba que su telenovela favorita iniciara pronto.

Pero entre el pecho y sus manos tenía el desarraigo; sensación de no volverlo a recordar, ni en cartas de novio, ni en besos frenéticos. Intentó pensarlo en alguna noche de caminatas y charlas por la ciudad, intentó retener su imagen de confidencia en la derrota. No pudo, sólo quedaba ese último señuelo de que existió para terminar. Allí algo la alejaba en desbandada, el desvanecer de los segundos, un saludo cualquiera al tener prisa,  un adiós dulce y perfecto.

martes, 2 de diciembre de 2014

Él (Olvido mecánico)

Arrancó el amor en una noche. En su habitación, después de haberla recordado, después de haberla nombrado, la buscó en los libros de poesía que tanto dedicó en momentos de fanatismo y que ahora recogía de manera mecánica. Cuando dejó de leer, agotado por el sueño, tomó una tijera y deshizo en pedazos cada secreto compartido en esas hojas de palabras ya ajenas. Recordó el trayecto del carro de la basura al día siguiente, y antes de dormir echó en una bolsa de plástico los desperdicios de comida, los retazos de papel higiénicos usados y el desastre de papeles rotos regados en el piso de su habitación, todo directo al bote de basura comunal de su cuadra. Al amanecer escuchó la charla de los recolectores mientras desayunaba y preparaba su día de trabajo. Se felicitó por no dejar pasar otra semana sin hacer la limpieza.