Terminó la relación con un punto aparte, en el margen de una aventura y el agotamiento de un cariño etiquetado a través de los años.
Recordó esa noche en su casa, cuando sentada en la cama lo veía a él de pie, recostado contra el tocador,
y evadía
esos
“ojos recriminantes”. Le contó sobre el otro, lo elevó en cualidades, y al dejarse ir por el fanatismo inicial de la novedad, no supo en qué momento
había quedado sola en la habitación. Escuchó unos pasos en las escaleras y un hasta
luego como disfraz para su madre, quien desde la sala intentaba pensar en otra
cosa y rogaba que su telenovela favorita iniciara pronto.
Pero entre el pecho y
sus manos tenía
el desarraigo; sensación de no volverlo a recordar, ni en cartas de novio, ni
en besos frenéticos. Intentó pensarlo en alguna noche de caminatas y charlas
por la ciudad, intentó retener su imagen de confidencia en la derrota. No pudo,
sólo
quedaba ese último señuelo de que existió para terminar. Allí algo la alejaba
en desbandada, el desvanecer de los segundos, un saludo cualquiera al tener
prisa, un adiós dulce y perfecto.
Líbranos señor de las relaciones que no terminan de manera impetuosa, apreciado Eskimal.
ResponderEliminarMaestro, claro, estaría muy raro que algo terminara como si la nada existiera realmente.
EliminarSaludos.
Me parece un texto muy sutil y matizado, de adjetivos punzantes. Me gusta el desasosiego que produce, más intenso que la nostalgia de la relación en sí. Muy interesante.
ResponderEliminarAbrazos navideños.
Susana, a veces el olvido llega sin pensarlo, y no nos damos cuenta de ello.
EliminarAbrazos navideños para vos también y bienvenida siempre.
Tus textos tienen tonos y matices prefectos, amigo, siempre. Me gusta mucho lo que haces, por eso me tomé el atrevimiento de colocarte en mi lista.
ResponderEliminarAprovecho para dejarte un fuerte abrazo y desearte un maravilloso 2015..
HD
Humberto, es un honor estar en tu pared bloguera. Espero que este año sea de muchas letras y cavilaciones para vos.
EliminarGracias.
Tus relatos escapan del gélido norte, aunque te vistas de Eskimal.
ResponderEliminarPreciosa mezcla de rima y ritmos donde se abrazan los relatos.
Abrazos redondos!
Alonso, mil gracias. El Eskimal es un nombre que tomé de una novela negra colombiana: El Eskimal y la mariposa. Es muy buena, claro, es mi gusto.
EliminarGracias por el saludo, por leer y comentar. Me pasaré por tu esquina con afecto.
Abrazos.
ser uno
ResponderEliminarvivir sin reproches
tu texto magnifico
lleno de realidad
Como siempre, eres muy generosa, Mucha.
EliminarAunque no lo sabes, de vez en cuando te leía. Creo firmemente que Dios ha colocado en ti una bendición, y no es la de escribir, es la de “crear”, porque escribir pueden muchos, pero diseñar y concebir cuentos, eso sólo lo sé en ti, y es que a veces pienso que al terminar un cuento, en algún lugar del mundo está sucediendo, tu cuento se revela en la realidad.
ResponderEliminarMi opinión no es relevante ni es la un versado en literatura, pero es franca, te admiro Gustavo querido.
Recuerdo que te respondí este comentario hace mucho tiempo. Me da gusto que te gusten mis cuentos. En las ojeras y los dolores de estómago están las buenas historias, María. Abrazos.
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