Fórmula para olvidar

Esa noche destruyó los libros de poesía. Así la olvidó.

Fanatismo de un observador

Ha perdido la señal de televisión. La escena de la mujer que llega a casa a cierta hora, el cotejo futbolero de los niños al atardecer o la feria callejera con su música y saltimbanquis de fin de semana, desaparece en un oscuro sólido de la pantalla. Se desespera, maldice en silencio, golpea el televisor. Busca en el directorio telefónico un número. Lo digita; un operador contesta. No saluda, alza la voz. Hay un error con la señal, es la segunda vez. Quiero una revisión inmediata, ahora. Deberán enviar varios técnicos, tengo garantía, no importa si hay cargo nocturno, no puedo ver nada, la imagen se ha ido, ¿llueve?, un poco. Sí, la cámara está afuera, si, prendida, si, en el balcón, yo la cubrí, no le cae agua. en un trípode, como ustedes dijeron, acá espero, yo mismo les abro.