Mira, escribo Libélula en
mi libreta y las alitas rozan tu nariz. Suelto una coma y el grupo de ocho
letras frota sus patas de tinta contra la madera de la mesita de noche. Al
dejar caer el punto final, la invocación vuela hacia la ventana y decide
olvidarnos. Es el precipicio de cosa inconclusa que te invade. Y lo sabemos,
quieres otra palabra.
Pero ya distingues lo
escrito en un papel, ya mamá te inscribió en un curso avanzado de lectura
porque “eres grande y debes reconocer esos garabatos”. No me necesitas para
juntar letra con letra y reunir un mundillo de signos, de iz-quier-da a
de-re-cha. Entonces te paso mi libreta y lees Libélula y pronuncias esa palabra
como se pronuncia un conjuro: anhelo de algo cruzando la habitación, de alitas
rozando la nariz y descanso sobre la mesita de noche, sin salida por la ventana
ni precipicio de línea y punto.
Esperamos. Lees de nuevo.
Repites. Otra vez… Quizá falta mejorar la dicción.
La lectura es esa ventana mágica que se abre hacia otros mundos reales o no.
ResponderEliminarMe ha encantado el relato, el nombre del blog es superoriginal y la palabra "libélula"es una de mis favoritas¡fijate que casualidad!, la misma que el descubrimiento de tu blog, mi visita no te ha restado -1, lo ha sumado.
Saludos desde Tenerife y te dejo enlace de mi blog por si quieres sumarte a él.
http://gofioconmiel.blogspot.com.es/
Muchas Gracias Gloria, por aquí te esperamos y me ha gustado que encuentres el blog y de repente también tu palabra favorita. Lo del nombre de éste tiene su historia propia.
Eliminaryo escribo y tu creas el trazo de mi lápiz.... Nombre primo me has matado con esa oración... A mi me gustaría llevar una libélula pegada al corazón :) y sí, por siempre me quedo con Mafalda :)
ResponderEliminarAsí debe ser prima. No deje sus canciones y a la Mafalda.
EliminarMuestra la grandeza que le ocurre a quien aprende a leer.
ResponderEliminarSe hace propietario de un oceano infinito. Dentro de el cual puede ocurrir cualquier cosa.
Leyendo, Carlos, pueden suceder infinidad de cosas, en esos estaremos de acuerdo. Abrazos.
EliminarUna preciosa descripción de la magia de la lectura, de ese fenómeno que nos cambia la vida de un modo que ya damos por asumido pero que, en el fotograma de este relato, se agranda. Hermoso homenaje.
ResponderEliminarAbrazos
Pues si Susana, leer no es sólo un trabajo racional, también es parte, quizá una característica, de la imaginación.
EliminarEl mundo mágico de las letras y lo que nos transmiten. ¿Sabes?, alguna vez me dediqué a leer todo sobre escritura, sobre la historia del libro, etc., pero (por suerte) mi mente no pudo desentrañar el misterio y la magia que implica leer una palabra y casi verla hecha imagen.
ResponderEliminarTe dejo un gran abrazo.
HD
Menos mal no llegaste a tu objetivo, estarías medio loco, je, quizá dejarías de escribir porque podría ser que escribir es, en parte, descubrir el por qué de la lectura. Abrazos Humberto
EliminarNo ha perdido usted la buena pluma. Un abrazo amigo!
ResponderEliminarParcero, gracias por pasar, su mercé qué anda haciendo. Anímese a escribir. Abrazos.
EliminarOtra sutileza de juego. Esa manera tan particular de ir poniendo una palabra y en seguida la siguiente, pareciera obvio desde una mirada descuidada y ligera mas no hay tal. En la maqueta de la imaginación se van dibujando esas sincronías que permiten que gentes de innúmeros sitios colisionen en tu escritura. Recuerdo ahora lo que te dije en un entonces: persiste, no dejes de escribir.
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