Hubo silencio en El
Jardín. La criatura no podía ser rebajada. Ningún ser vivo del mar, la tierra y
el aire trató de acercarse sin dudar de sus propios movimientos.
Adán, quien en la cima de
una colina intentaba hallar figuras en las nubes, fue distraído por la falta de
sonidos. Cuando siguió la pista de esa ausencia observó que los
nombrados se reunían en un llano. Así que bajó, se abrió paso entre ellos y
encontró a la mujer.
–Puedo vivir con o sin Él
–dijo el primer hombre-, pero no podré hacerlo sin ti.
Sí amigo parcero, las mujeres, para la mayoría de los hombres, están por encima de Dios. Son diosas.
ResponderEliminarMe gusta tú visión del Edén sin manzana...
ResponderEliminarBesos desde el aire
Rosa, pues ha haber algún Edén sin un pecado original.
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