Encuentro una fotografía en un bolsillo del pantalón.
La observo: estoy de espaldas y visto un abrigo. Es mediodía. Estoy frente a la
estatua del Caballito en Reforma. En mi mano derecha tengo un papel con una
imagen que he acercado a mis ojos. Intento descifrar su contenido, pero no
alcanzo a discernir. Trato de tapar la luz del sol, levanto el brazo izquierdo
sobre mi rostro para hacerme sombra. No miro la estatua del Caballito. Me enfoco
en la foto que ahora acerco a mis ojos.
¡Feliz retorno! Y espléndido además, con este micro en que la imagen infinita se supone. El destello de la estatua me parece un toque genial. Es un magnífico paseo por la sugerencia.
ResponderEliminarAbrazos
Gracias Susana. Espero que se vengan cuentos que merezcan alguna lectura. Siempre agradeciendo tu paso por acá.
EliminarClic. ¡Zuaz!
ResponderEliminarSabrá, quién sabrá, qué persona nos toma fotografías Luis.
Eliminardes de luego tiene que haber sido un buen fotógrafo, en momento y lugar. muy bueno :)
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